El triunfo conseguido por Llaneros Fútbol Club al derrotar a Cortuluá como visitante por 0 a 2 goles, le ‘cae como maná del cielo’ en momentos de crisis deportiva, donde cada victoria tiene connotaciones especiales, y se valora, por encima de lo mucho que representa siempre ganar.
Más que tres puntos que le permiten mirar con optimismo, poder dejar la incómoda posición que ocupa y mantener una luz de esperanza, en la muy lejana posibilidad de clasificar a los cuadrangulares; valen los conseguidos en el estadio Doce de Octubre de Tuluá.
El significado de haber salido triunfador, ante un rival llamado a luchar por el ascenso y en una plaza difícil, es para el cuadro llanerista recibir un tanque de oxígeno, de una puntuación que requiere con urgencia, pero, sobre todo, de aire anímico, cuando tanto lo necesita.
En la compleja situación del equipo, ganar un partido es sentir un impulso de fortaleza en un momento crucial, donde prima recuperar la confianza, como elemento esencial para ir dejando atrás el aciago paso, que lo llevó a sumirse en la parte baja de la tabla de posiciones.
Bien sabido es que la parte emocional, juega un papel preponderante para todo ser humano. Salir vencedor da aire en la camiseta, se dice en el léxico ciclístico. El éxito tiene mucho que ver con el estado mental, unido, desde luego, a la condición deportiva, direccionamiento técnico, disciplina táctica y actitud, por supuesto.
Motivación que debe sentir, de manera particular el volante Omar Vásquez, porque se reencontró con el gol, no uno sino dos, que fueron definitivos para que Llaneros FC celebrara su segundo triunfo a domicilio, en el presente torneo. El primero lo consiguió frente a Unión Magdalena.
Con respecto a por qué se logró la victoria. Es notorio que los jugadores comienzan a interpretar en la cancha, la partitura del director técnico Walter Aristizábal. El orden mostrado y la calidad de fútbol exhibida, confirma lo que reiteradamente se dijo, que había nómina para aspirar a mejores resultados.
No se ganó por un mal partido del local, si es que llegara a justificarse la derrota, atribuyendo la causa a una desafortunada presentación de Cortuluá. Se impuso el visitante porque se paró bien, administró con certeza e inteligencia los ritmos del juego y convirtió en instantes cruciales de cada tiempo.
Un nuevo respiro tiene el club llanerista, a cuatro jornadas de terminar la fase eliminatoria. Dicen que ‘no está muerto quien pelea’. Quedan 12 puntos por disputarse, y, aunque complicada, se conserva una muy remota opción numérica para estar en la semifinal.
Indistinto de que se llegue o no a conseguir el objetivo de disputar la semifinal del semestre, sumar la mayor cantidad posible de puntos es fundamental para Llaneros Fútbol Club. Al menos para terminar en un puesto decoroso, que sería ‘salvar algo de los muebles’. Por ahora, el objetivo es ganarle en la siguiente fecha a Atlético de Cali en el estadio de Villavicencio.