Opinión

Más vale tarde que nunca

Por Alfonso Sierra

Parodiando al técnico Gabriel Ochoa Uribe, quien repetía que ‘los equipos con pretensiones importantes, ‘se arman a partir de un arquero experimentado’, podría decirse que, realmente, ‘los equipos con grandes objetivos, se estructuran es a partir de un técnico experimentado’.

El viraje dado por Llaneros Fútbol Club al contratar a Walter Aristizábal, reafirma la máxima que hace varias décadas esbozó el respetado entrenador antioqueño, que bajo su batuta llevó a famosos clubes colombianos a conquistar estrellas y que orientó a la Selección Colombia.

En la nueva era del cuadro llanerista, se ha dicho con insistencia que el propósito es claro, ascender a la primera división. Sueño añorado por sus sufridos aficionados, y que, de lograrse, elevaría el estatus de una plaza que hace rato debería tener un club en la Primera A.

Volviendo con lo que decía Ochoa, campeón con Millonarios, Santa Fe y América de Cali, refiriéndose al arquero como el bastión sobre el que soportaba su estructura deportiva; definitivamente la experiencia marca diferencia. En el Llano dicen que ‘perro viejo ladra echado’.

Como ‘más vale tarde que nunca’, Llaneros Fútbol Club hizo una para en el camino en un momento coyuntural, dada la crítica situación de resultados adversos para comprender, en este caso, el significado que tiene la trayectoria y el recorrido en la dirección técnica.

Salvo excepciones, que las hay, las hay, ‘como las brujas’, la generalidad muestra que a la hora de pensarse en un gran proyecto, indistinto de que sea o no deportivo, siempre se parte por poner a la cabeza a alguien con notoria experiencia. Es lo que la lógica indica.

Era de esperarse, como entendible, desde el principio, que un grupo de jugadores con trayectoria, cuya presencia representa una inversión económica significativa para el presupuesto del club, producto del interés empresarial y el esfuerzo financiero de los propietarios; fuera dirigido por un técnico trasegado por el profesionalismo.

Haber orientado a Deportivo Pereira en el 2000, cuando retornó a la categoría A, como también en su momento a Deportes Quindío y Real Cartagena, y en territorio peruano a los equipos Unión Comercio y Alianza Atlético Sullana; son las cartas que acreditan el palmarés, de quien se sienta ahora en el banco del cuadro llanerista.

Tener recorrido, sin embargo, no es sinónimo de éxito anticipado. El deporte es incierto. Finalmente, es en la competencia donde se gana o se pierde. Pero las vivencias acumuladas que engrosan el conocimiento, los aciertos como las fallas cometidas en muchos campeonatos, curten y enseñan. Desde épocas pretéritas, el hombre ha aprendido de acertar y equivocarse.

Walter Aristizábal, con 54 años de edad y con 30 años sumados siendo entrenador, toma las riendas del conjunto llanerista en medio de una situación complicada. El reto no es fácil. Lo recibe con cinco puntos de 18 posibles, y luego de disputar tres partidos en el estadio de Villavicencio, donde no ha ganado en el Torneo Betplay II, y en los que, en dos de ellos, enfrentó a rivales que sobre el papel, eran inferiores en nómina.

Llama la atención lo expresado por él, en la conferencia de prensa en la que se le presentó: al manifestar que asumió la conducción del equipo “porque hay un proyecto serio”, encaminado a la búsqueda del ascenso. Razón poderosa, sin duda, y que motivaría, seguramente, a cualquier técnico, a pesar de las circunstancias por las que se pasa en las huestes llaneristas.

Un punto se anotó la directiva, al designar como asistente técnico a Wilmer Sandoval, pues el apremio urgente de recomponer el andar y de conseguir triunfos indispensables, exige conocer la plantilla, y en ese sentido, será un apoyo fundamental para Aristizábal. Para Llaneros FC no hay mañana, si se quiere lograr la clasificación en el actual campeonato.

Gallardía, humildad, nobleza y sencillez, describen al juvenil y caballero, ex técnico del equipo. Mucho debió aprender para un futuro que ojalá le depare logros importantes en su carrera. La vida es de etapas, de vivir situaciones que enriquecen y alimentan, y sin cuales no progresamos, como también, de entender que ‘Roma no se construyó en un día’.

Mucho éxito para la dupla técnica Aristizábal – Sandoval. Si a Llaneros Fútbol Club le va bien, a todos nos va bien.

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