Opinión

Precauciones que debe tener un equipo

Álvaro de Jesús Gómez / técnico de fútbol

En el fútbol cuando los laterales salen al ataque, ocasionalmente crean confusión en la estructura defensiva del equipo, obligando a ser corregidas por la llegada oportuna de un volante – lateral, o en su efecto por el central más cercano.

La sincronización tiene que ser clara ya, que eventualmente los movimientos y relevos nuestros pueden ser confusos y tardíos en la zona de atrás.

En un comienzo, si el cambio posicional es asumido por un volante–lateral corremos el riesgo que este jugador no cumpla su función primaria (Defender). El volante–lateral al no tener vocación de marca, fácilmente es superado por su puntero, eludiéndolo y llenándonos de centros.

Si éste (el volante–lateral) ejerce el relevo desgastador, ocupando una posición extraña a su código de manejo, independientemente, su equipo por este costado se reciente en funcionalidad. Para que estos desplazamientos se realicen con éxito, hay que contar con jugadores que tengan en lo sicológico espíritu de lucha, en lo físico gran velocidad y en el mano a mano no pierdan. Pero en ocasiones no alcanza.

El segundo caso, es cuando el central asume el rol de lateral confundiendo su posición. Este jugador en su afán de cumplir esta tarea incomoda, crea espacios por el centro y por el costado más distante del balón, que fácilmente es capitalizado y aprovechado por los cambios de frente.

El fútbol moderno requiere de jugadores versátiles, con laterales de ida y vuelta, y que además de marcar y ser fuertes en el mano a mano, sean dúctiles con la pelota y responsabilidad.

¿Cuáles son las dos zonas más frágiles en el fútbol? En esta respuesta, cada entrenador puede ampliar su criterio. A nuestro modo de pensar, las zonas más complejas y frágiles en el balompié se ubican adelante del primer palo y atrás del segundo palo.

Estos dos espacios son de mucho más cuidado, que cualquier otra parte del campo. En todo cobro de costado y con pelota quieta, se tiene la tendencia a meter jugadores pilos, que cumplan esta función con responsabilidad, cuiden celosamente estas dos posiciones vulnerables, y a su vez, nos brinden una gran confianza y tranquilidad.

En las prácticas, los entrenadores tenemos que insistirles fijándoles gestos claros y posiciones especificas. Una es las salidas razonables, para no vernos sorprendidos por atacantes que le saquen ventaja a defensores mal posicionados.

Todos los movimientos de distracción juegan un papel preponderante en el hacer y el no hacer. En el hacer, porque el técnico tiene que comprometerse en el perfeccionamiento de las individualidades, adelantándose al pensamiento del rival.

En el no hacer, da pie para que el entrenador erróneamente crea que el jugador tiene el conocimiento y que éste, al asumir una responsabilidad, lo haga todo, ‘craso error’, que ha dañado planificaciones y ha llevado a fracasar a muchos jugadores por falta de automatización, conceptos claros, o por ignorancia táctica.

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