Opinión

AHORA SÍ ENFOQUEMOS EN LO NUESTRO

Por: Alfonso Sierra Trujillo

Pasada la resaca que dejó el show de Rigo y sus amigos en el Meta, es el momento de aterrizar en la realidad deportiva de nosotros. Esa que tanto nos aqueja y que, como la libre, salta en el instante más inesperado. La que desnuda tristemente lo que somos, y no deberíamos ser.
El Giro de Rigo demostró aquí, que Rigoberto Urán es tan buen ciclista como empresario, y que como tal está escapado del lote, llevándole muchas ruedas de ventaja a otros pedalistas de Colombia y el mundo. En poco tiempo ha logrado poner a rodar un espectáculo masivo.
Que el Go Rigo Go impacta, dinamiza la economía, proyecta imagen turística, atrae con sus figuras y personajes convertidos en foco de atención y que despierta entusiasmo en los ciclistas que sienten la felicidad de pedalear en una travesía junto con sus ídolos de la bicicleta; es tan cierto, como decir que tenerlo resulta costoso en cualquier lugar.
Pero también, que es perfectamente apropiado para instalarlo en tierras macondianas como la nuestra, donde nos descresta lo foráneo. Así como en la famosa novela de Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad, cuando llegaban los gitanos liderados por Melquiades sorprendiendo a un pueblo aldeano, llevándole inventos asombrosos: hielo, catalejos, lupas, imanes y esteras voladoras…
Después de disfrutar del Giro de Rigo, que dejó un sinnúmero de fotos y vídeos para el recuerdo, un anunciado millonario beneficio para la economía local, al igual que el cierre un domingo por muchas horas de una de las vías más turísticas que tenemos, con sus lógicos efectos para visitantes y quienes se movilizaban; es hora de volver a nuestra propia realidad.
Esa que, en la antesala del sonado evento, volvió viral un vídeo de pedalistas que en Santander participaban en la Vuelta del Porvenir (ni más ni menos que la ‘Vuelta a Colombia para los Juveniles’), los cuales se quejaban por estar corriendo sin apoyo en una carrera de trascendencia y donde portaban en su uniforme el nombre del departamento del Meta.
Indistinto de las causas del porqué no se respaldó a nuestros embajadores ciclísticos, de que la liga metense de este deporte esté sin Reconocimiento Deportivo y, por lo tanto, se halle impedida de recibir recursos públicos, y de que, como se dijo, había un compromiso de los padres de familia de los corredores de financiar los costos de la asistencia de sus hijos; es evidente que quedó la imagen de un contrasentido: se invierte mucho en el Giro de Rigo, pero los ciclistas metenses pasan por afugias en una competencia organizada por la Fedeciclismo.
Mientras se dieron veloces pedalazos de urgencia, saliéndose institucionalmente a calmar la tormenta mediática, y la entidad rectora del pedalismo metense emitía un comunicado dando aclaraciones y afirmando que sí se respaldó a los competidores, hasta donde sus posibilidades lo permitieron; aparecía un alma milagrosa para sortear la difícil situación de los ruteros: el destacado ciclista del Meta Omar Alberto Mendoza, realizaba una notable gestión que permitió hacerle el quite a la problemática y recuperarse rápido del sorprendente pinchazo, en plena carrera.
Al margen de quién haya sido o no el responsable, o si sobre muchos recayó la causa de lo sucedido, lo que ocurrió, lastimosamente, dejó al descubierto la triste realidad por la que pasa el deporte metense. Dificultades de orden documental en entidades asociadas (ligas) que afectan de manera negativa, como también, la falta de
planeación y de inversión estatal para definir y apoyar adecuadamente el rumbo de la actividad deportiva.
La próxima semana se disputará en Boyacá la Vuelta del Futuro, y en este momento no hay dinero para llevar los pedalistas que representarán al Meta. En el apretado bolsillo de los padres de los deportistas que obtengan el cupo en un chequeo a realizar, está la esperanza de que no se frustre la asistencia de sus muchachos a la llamada ‘Vuelta a Colombia para los Prejuveniles’. Las cosas que pasan por aquí, y que no deberían pasar.
Luego de ser despedido con honores el Giro de Rigo, es oportuno y necesario que todos nos interioricemos, veamos qué y cómo hacer para que nuestros deportistas reciban el merecido y justo tratamiento que debe dársele, son sangre de nuestra sangre, ellos, al lado de sus técnicos, directivos y familias, se esfuerzan trabajando generalmente con las uñas, y sin embargo portan con orgullo la bandera verde y blanca en cada escenario deportivo del país y fuera de Colombia.
Posdata: Bienvenido lo de afuera, pero primero lo de nosotros. Es de sentido común entenderlo.

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