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COMO EN EL JUEGO DE LA PERINOLA: TODOS A PONER

El partido de la final del Torneo Betplay I que dejó a Llaneros campeón, cuyo éxito deportivo sigue siendo tema de conversación, especialmente, en los Llaneros Orientales, tiene dos componentes sobre los cuales resulta muy importante detenerse a mirarlos.

El de la alegría, el del empate agónico, el del título sufrido, el del éxtasis colectivo que todavía se celebra con particular felicidad en muchos lugares, indistinto de que Orsomarso hubiera jugado bien; pero en el fútbol siempre se ha dicho, ‘que el que gana es el que goza’.

En la retina de los hinchas están intactos los dos goles que reemplazaron la desilusión, por dos momentos sublimes e indescriptibles, antes del desbordado grito de gooooooolllllll en el lanzamiento definitivo que ejecutó con sangre fría, desde el punto de pena máxima Agustín Verdugo, y al que siguió el grito al unísono de “Sí, se pudo”, “sí se pudo…”

Como una impronta quedó en la mente de los aficionados llaneristas la celebración de sus héroes, los abrazos de los jugadores con el presidente Juan Carlos Trujillo, el sonido que retumbó en el firmamento y los colores de los fuegos pirotécnicos que iluminaron la felicidad de la llanura colombiana.

Y, por supuesto, la puesta de la camiseta de campeón a ‘Juancho Polo’, símbolo del verdadero hincha llanerista. Esa imagen, como reza el adagio popular, ‘valió más que mil palabras’.

La otra cara de la moneda estuvo fuera del estadio Bello Horizonte previo al inicio del partido. A la emparamada por el fuerte aguacero caído, se agregó la tristeza, y hasta las lágrimas de aficionados que con boleta en mano, vieron frustrada su esperanza de gozar la fiesta preparada, pero, sobre todo, por no mirar a su equipo ser por primera vez campeón.

En un comunicado, que acompañó en su página en Facebook con imágenes que evidenciaron la existencia de claros en las tribunas Norte, Oriental y Sur; Llaneros aclaró que la decisión de cerrar las puertas, habiendo espacio disponible aún, fue del “Plan de Mando Unificado, PMU, conformado por varias instituciones. Como club nos opusimos a esta decisión inmediatamente y en todo momento, pero acatamos las órdenes”.

Seguidamente, en el mismo pronunciamiento, dijo el club que “la decisión de cierre de las puertas se toma por parte de la Policía por la alta aglomeración de personas en las estradas debido a la fuerte lluvia”.

Llaneros que afirmó no ser responsable de lo sucedido, y que, desde luego, no debió pasar – la molestia de los aficionados fue totalmente justa -, los invitó a reportarse con sus códigos comprados a una taquilla en el estadio, donde recibirían una oferta de compensación con entradas para ingresar en el Torneo Betplay II. La decisión de acogerla o no, era libre por parte de los hinchas llaneristas.

El juego que decidió el primer finalista de 2024 del Campeonato de Ascenso, debe ser analizado con detenimiento. Tiene que constituirse en una ‘escuela’ de enseñanza y aprendizaje, de cara a otros partidos que tendrán casa llena en el único estadio con que cuenta Villavicencio.

Con serenidad y un enorme sentido de responsabilidad, es de suma importancia observar con atención, qué salió bien para perfeccionarlo, qué no salió no tan bien para mejorarlo, y que salió mal para corregirlo. De lo bueno, como de lo malo, es esencial aprender.

Al fin de cuentas, aquí, los directivos de Llaneros, aficionados, patrocinadores, entidades de gobierno, periodistas, y todos en general, estamos saliendo del cascarón para entender qué es en esta plaza, en toda su dimensión y complejidad, el fútbol profesional. Tenemos derecho a no saberlo o comprenderlo, como la obligación de cambiar roles, comportamientos y actuaciones que no convienen y causan afectaciones.

La gigante asistencia al juego entre Llaneros y Orsomarso, hizo mirar más pequeño de lo que ya se sabía, era el Bello Horizonte. Si así fue para este partido, ¿cómo será en los que, si es más de uno, se defina el paso del equipo llanerista a la Liga Betplay 2025?, ni imaginar el día que lleguen América, Nacional o Millonarios, clubes con enormes fanaticadas en esta parte de Colombia.

Es claro, que como en el juego de la Perinola, es fundamental que ‘TODOS PONGAMOS’.

Idermeta debe numerar todas las sillas del estadio, y ponérselas en las tribunas de Norte y de Sur, donde no existen, tal cual le solicitó hace cerca de dos años el Ministerio del Deporte; pues hay que saber con exactitud, cuántas personas en realidad le caben al escenario deportivo. No es mucho pedir, y es absolutamente indispensable.

Es necesario que la directiva de Llaneros planee con el máximo cuidado todo el montaje logístico, apretando las tuercas que estén sueltas. Sabido es que el Bello Horizonte, con apenas 18.500 puestos hoy (capacidad muy poca), no está en condiciones de ser el estadio requerido para una ciudad que está por cerca o más de 600 mil habitantes. Y que en juegos como el que acabó de pasar, salen a flote las muchas limitaciones que hay en el estadio.

En tal sentido, es apropiado establecer anillos con rigurosidad en el control de acceso, distantes del propio escenario, para que estos filtros permitan facilitar que quienes lleguen a la entrada de las graderías, realmente sean los aficionados que tienen las boletas certificadas. Además, que los invitados y personalidades ingresen por una zona especial.

La planeación también debe contemplar, que, si se va a utilizar la tribuna de occidental para ocuparla en un sector por invitados y representantes de los medios de comunicación, es prioritario que haya delimitación, y que las sillas reservadas, se descuenten en las entradas puestas a la venta. De esta manera, quienes ocupen este lugar, no le van a quitar espacio al que compró boleta.

Así mismo tener ojos bien abiertos para impedir que personas sin boleta, así estén dentro del estadio autorizadas ejerciendo labores para las cuales el club le está pagando, terminen ocupando las sillas que fueron compradas por los espectadores. ‘Zapatero a tus zapatos’.

Los gobernantes tienen que comprender que la zona de palcos es muy reducida, y, por lo tanto, deben ingresar pocos acompañantes. Es de sentido común entenderlo.

Llaneros debe implementar la entrega de manillas para entregarlas a quienes invita, acompañantes de gobernantes o de personalidades; considerando el escaso espacio disponible en el área establecida para ellos.

El Bello Horizonte es un escenario grande para partidos con muy baja asistencia, pero extremadamente pequeño a la hora de juegos que convocan a miles de espectadores. Ya quedó más que demostrado.

Las autoridades deben poner control a la reventa de boletas; sorprende que se ofrezcan códigos en las bardas de ellas, como si se estuviera ofreciendo gaseosa o agua. Control no solo en seguridad, si no también, evitar que la reventa, como la falsificación de códigos, pueda causar serios problemas a los hinchas, a Llaneros, y al espectáculo mismo.

El Plan de Mando Unificado debe analizar con rigurosidad en qué acertó y preguntarse dónde falló, teniendo en consideración que su aporte es igualmente necesario, pensado en partidos con asistencias iguales o superiores. Lo único peor de equivocarse, es persistir en el error, o no asumir una decisión de enmienda. En últimas, aquí todos estamos aprendiendo.

Los aficionados tienen que aportar lo suyo. Deben llegar temprano. Los que lo hicieron, ingresaron sin inconveniente. En todos los estadios del mundo, en partidos de este nivel de interés, la afición sabe que es fundamental arribar con varias horas de anticipación, a la apertura de las puertas de entrada al escenario deportivo. Es muy fácil de comprender.

La reducida capacidad del estadio, tiene que llevar a Llaneros a disminuir el número de boletas, y no utilizar el techo máximo del aforo actual del Bello Horizonte. Si en la remodelación de este, se hubieran instalado más palcos, zonas amplias para la prensa y más espacios para invitados, podría pensarse en poner en venta las 18.500 boletas que estuvieron disponibles para la final del Torneo Betplay I. No hay de otra, aquí se pensó en pequeño; es la triste y vergonzosa realidad.

Hagámosle: ¡PONGAMOS TODOS!

Posdata. Puede sonar a un exabrupto, cuando apenas está dándose al servicio el muy costoso remodelado Bello Horizonte, mas, es indispensable que se piense ya en construir un nuevo, moderno y mucho más grande estadio para fútbol en la capital del Meta. Para verdades el tiempo.

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