
Con tan solo 15 años, Lizet Valentina Niño se ha convertido en una figura destacada en esgrima en silla de ruedas en Colombia. Representando al departamento del Meta, la joven deportista logró dos medallas de oro y una de plata en el reciente Campeonato Nacional de Esgrima en silla de ruedas. Sus triunfos no solo simbolizan un logro personal, sino también un orgullo para su región. “Desde que llegué, me concentré solo en ganar”, expresó con firmeza.
Su recorrido en el deporte ha sido tan corto como prometedor. En apenas dos años de entrenamiento, Lizet ha conseguido medallas en distintos torneos nacionales. “He ganado dos oros en Cali, un bronce en Manizales y más medallas en Bogotá”, comentó con orgullo. A pesar de su juventud, ya es considerada una promesa por la Federación Colombiana de Esgrima en silla de ruedas. Su disciplina y enfoque han sido clave para este ascenso vertiginoso.
El florete es su arma favorita y donde mejor se desempeña. “Es donde más siento la adrenalina, me apasiona”, afirmó con entusiasmo. Este compromiso con la esgrima va más allá de una simple actividad: lo ve como su proyecto de vida. Para Lizet, cada combate es una oportunidad para demostrar su preparación y entrega. “Esto no es un juego para mí, es mi propósito de vida”, dijo convencida.
La deportista también recordó los inicios de su camino deportivo, marcados por una pérdida familiar significativa. “Comencé a entrenar tres días después del entierro de mi abuelo”, contó con emoción. Fue su entrenador William quien la descubrió y la motivó a vincularse a la esgrima. Desde entonces, no ha parado de trabajar para alcanzar sus metas. “Todo lo que soy se lo debo también a mis profesores”, agradeció.
Hoy su objetivo es claro: representar a Colombia en eventos internacionales. Ya ha sido considerada para competir en la categoría sub-23 a nivel internacional. “En este nacional vine por los tres oros, una lesión me impidió conquistar la tercera medalla de oro y en la modalidad que es mi preferida, “florete”, gracias a Dios me permitió esos triunfos”, aseguró con determinación. Su ambición está respaldada por resultados concretos y una actitud ejemplar. “Tengo la meta clara desde que comencé y no pienso desviarme”, puntualizó.
Lizet Valentina es hoy símbolo de esfuerzo, superación y talento joven. Su historia inspira a muchos dentro y fuera del deporte adaptado. No solo se entrena para ganar medallas, sino para dejar en alto el nombre del Meta y del país. Con su mentalidad firme y su corazón lleno de sueños, promete seguir brillando. Los oros y la presea de plata que obtuvo no solo pesa en el cuello, también brillan en su futuro.